Son lugares destinados a contener residuos o escombros de diverso origen, aunque fundamentalmente suelen proceder de la actividad urbana e industrial. Hay dos tipos:
Vertederos controlados y clandestinos.
VERTEDEROS CONTROLADOS:
Es la deposición ordenada de los residuos sólidos en lugares preparados para tal fin. Este tipo de vertedero debe cumplir las disposiciones legales vigentes en cuanto a regulación, control y autorizaciones.
La principal función es la eliminación de residuos complejos en condiciones tales que se minimizan o desaparecen los posibles efectos negativos sobre el entorno. Aunque las sustancias vertidas no se pueden aprovechar, se consigue la degradación de la materia orgánica que posibilita el aprovechamiento de los gases generados y la futura reutilización de la zona, principalmente como zonas de recreo.
Las características dependen de los métodos de funcionamiento y gestión de los mismos, así como de las características generales (vías fluviales, masas de agua y zonas agrícolas o urbanas; existencia de aguas subterráneas o reservas naturales, condiciones geológicas e hidrogeológicas; riesgos de inundaciones, hundimientos, movimientos de tierras o aludes; protección del patrimonio cultural de la zona donde se van a asentar) y considerar las distancias que hay entre el límite del vertedero y las zonas residenciales y recreativas.
Para preparar la zona de vertido es necesario realizar una serie de operaciones que permitan dejar el terreno en condiciones de recibir los residuos. Básicamente, estas operaciones y sus características son las siguientes:
– Limpieza: es la eliminación de todos aquellos impedimentos que obstaculizan el paso de máquinas y equipos (matorrales, árboles, muros, etc.).
– Adecuación: preparación del terreno para darle la geometría deseada y preparación de la superficie para adecuarla al grado de impermeabilidad exigido por la normativa, en función del tipo de residuos a recibir.
– Accesos: se construyen caminos de acceso que permitan el paso de vehículos de recogida en cualquier época del año.
– Vallado periférico: impide el acceso de animales y personas.
– Báscula: es necesaria para conocer de forma precisa los residuos que aportan al vertedero cada uno de los municipios a fin de poder repartir los costes.
– Servicios: cada vertedero debe disponer de una serie de servicios auxiliares, como son los de agua, luz y teléfono.
-Etc
VERTEDEROS CLANDESTINOS:
Vertedero que suele estar en cualquier explanada retirada, barranco, agujero, margen de río,…, donde se descargan de cualquier forma los residuos. Este tipo de vertido puede ser realizado tanto por particulares que desean perder algunos objetos de vista de la forma menos costosa posible, o como algunos municipios pequeños, que debido a la falta de medios gestionan de esta forma sus residuos urbanos.
Son un riesgo para la salud pública, un foco de contaminación para el agua y el aire, además de un cúmulo de incomodidades para la ciudadanía. Su sellado y control se ha convertido en un objetivo para las instituciones, que se han propuesto su erradicación total y la recuperación de los espacios que ocupaban, en parte, porque ya son recintos ilegales susceptibles de ser perseguidos por la Ley.
Por sus características los residuos pueden genera un problema ambiental importante ya desde el momento en que el productor los genera. Si hablamos de residuos municipales, el productor tiene que deshacerse de la llamada comúnmente basura debido a cuestiones de espacio, y en el caso de la fracción orgánica por los malos olores y por la posible aparición de insectos y otros organismos vivos. Estos residuos generados se acumulan de manera temporal junto a las vías públicas de los cascos urbanos, ya sea en cubos unifamiliares, como todavía se hace en algunos pueblos pequeños, o bien en contenedores comunitarios distribuidos en diferentes puntos de la población. En los dos casos una gestión inadecuada en la recogida de los residuos puede provocar, además de un impacto visual negativo, que aparezcan malos olores (descomposición materia orgánica) y que aparezcan y proliferen tanto insectos como roedores, con lo cual hay un evidente riesgo sanitario para la población. Una cosa similar se puede decir en cuanto al proceso de transporte de estos residuos hacia su destino final.
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